El Miedo en el Campo Chileno

Mitos y Leyendas chilenas

Introducción

Anoche, conversando con una amiga, recordabamos esas oscuras y terrorificas noches infantiles en el campo chileno. Ese campo que se empeña en desaparecer para siempre con el influjo de la modernidad y la tecnología.
Recordabamos por ejemplo los famosos "Bultos Blancos", que según se contaba, solian aparecerse por las noches a quienes regresaban tardiamente a su hogar , debiendo para el caso cruzar los caminos a los que solo la tenue luz de la luna alumbraba en los cuales tambien podia encontrarse con la famosa " Gallina con pollitos", o en el peor de los casos con el mismisimo "Satanas" . Para que decir del "Caballo Negro" encabritado o el "Gran Perro" de ojos rojos centelleantes, que se aparecian generalmente al cruzar los puentes de canales o acequias provocando que a mas de un cristiano se le ensuciaran los pantalones...


Tantas y tantas historias que quedaron para siempre en la memoria de los que como yo, tuvieron el privilegio de conocer el antiguo campo chileno, ese del alumbrado con velas o "chonchones", ese del agua de pozo, pero no de pozo construido, sino de pozo solamente cavado en la tierra y lleno del agua de vertientes cordilleranas, agua limpia que podia beberse sin hervir.


Añoro las historias narradas por mi abuelita Paula Alvarado en el pueblo de Codegua, mas precisamente en "La Estancilla", en esas noches infantiles de quedarse en la vieja cocina construida solo de quinchos, cenando a la luz del chonchon, temiendo que al momento de tener que ir a acostarnos con mis hermanos, algun tue-tue nos saliera a cantar, ya que la casa se encontraba alejada de lo que era la cocina.


El terror que por mi parte sentia al tener que caminar en la mas completa obscuridad hacia la tenue luz de una vela encendida en el dormitorio, que nos guiaba con su tintilar hacia la seguridad de la casa, debiendo pasar por el tablón de la acequia y acompañados por los ojos brillantes de los perros de mi abuelita.


Tantos buenos y emocionantes recuerdos que propiciaron en mi el gusto por las cosas inexplicables, como esa vez en que amanecieron todos los patos del corral muertos y agusanados como si entre su muerte y esa mañana hubieran transcurrido varios dias, o como cuando en la noche comenzaron a caer desde el techo de la habitación cientos de insectos semejantes a coleopteros los que eran quemados con la esperma de la velas por mi papa, mi mama y mi abuelita, solo para descubrir al dia siguiente que no existia rastro alguno de lo acontecido la noche anterior.


Esas noches de miedo infantil, de "apariciones", de "martes hoy, martes mañana", del "mandinga" y un sin fin de cosas extrañas, sellaron para siempre mi temperamento, junto a otras experiencias mas citadinas.
Por ahora quedemonos con la añoranza de lo que fue, de lo que ya no volverá, de nuestra inocencia infantil y porque no decirlo tambien de la candidez de nuestra antigua gente de campo, de esa que "creía" sin tener que investigar en Internet.
Quiza de un tiempo que fue mejor...

Webmaster.

Miedo a la chilena.

A través de la tradición oral, se busca rescatar el patrimonio cultural presente en la mitología de la zona central, usando el lenguaje documental.

Proyecto Financiado por FONDART, del Consejo de la cultura y las artes. Dirección: Christian Pino Palominos. Diseño e Ilustración: Rodrigo Pardo. Sonido: Miguel Yuing. Música: Cuti Aste. Investigación: Natalia Salazar. 













En recuerdo de mi abuelita Pabla Alvarado Leiva, la "Candita", de mi abuelito Pedro Cerpa de La Estancilla de Codegua y como homenaje a mis padres, Dámaso y Graciela, a mi querida suegra María Isabel Salas Barrera de Isla de Yaquil.

Todos ellos ya partieron de este mundo, que en paz descansen...  


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